viernes, 29 de julio de 2016

En homenaje al Comandante Supremo

La Plaza Bolívar de Trujillo vibró con piezas frescas interpretadas por  la Centenaria Banda del estado en su tradicional concierto de fin de temporada.
Prensa Gobierno Bolivariano de Trujillo.
Viviana Cegarra Soto. Gráficas: Archivo CTC.-

Saxofón, percusión, clarinete y oboe  irrumpieron en el espacio enviando notas a todas partes e inundando cada rincón de la Plaza Bolívar del municipio Trujillo, en lo que fue el final de temporada de la Banda Oficial de Conciertos “Laudelino Mejías”, el cual se realizó el pasado jueves 28 de julio y que estuvo enmarcado  en la celebración del sexagésimo segundo aniversario  del natalicio del Líder Supremo de la Revolución, Hugo Rafael Chávez Frías.
Eran las cinco de la tarde cuando los músicos comenzaron a sentarse en sus asientos, mientras que el público se acercaba a disfrutar de un repertorio fresco y llenó de vida, que dio cuenta del talento musical que desborda en la entidad trujillana. Entre la gran audiencia presente se encontraban algunos miembros del ejecutivo regional, como Johana Vásquez, coordinadora Regional de Cultura; Edgar Barreto, director de Política de la Gobernación del Estado; Medardo Fernández,  director del Instituto del Deporte Trujillano; Elizaida Lucena, directora del Servicios de Protección del Niño, Niña y Adolescente del estado Trujillo; Krismeri Torres, directora del Instituto Trujillano de la Juventud; entre otros directivos que se dieron cita en el lugar.
Johana Vásquez, Coordinadora de Cultura regional, manifestó su satisfacción por este evento. “Estamos muy emocionados con este concierto, una muestra del talento musical que desborda en el pueblo trujillano; más aún el día de hoy que es un homenaje a ese hombre que cambio la vida de los venezolanos. No hay mejor manera para celebrar el aniversario del Comandante Chávez que con una fiesta así, repleta de cultura y de la alegría del pueblo, en la cual la Banda pondrá su sello único”.
Remembrando lo que eran las viejas retretas trujillanas, los más de 40 músicos que integran la “Laudelino Mejías” iniciaron un concierto que dio cuenta de su trabajo, así como del talento que hace vida en esta Tierra Mágica. 8 fueron las piezas interpretadas, que llenaron el espacio y se hicieron escuchar  bajo la batuta de Fernando Quintero, director encargado de la Banda, quien deleitó a los presentes con sus movimientos.
Sinfonías y armonías
Danzando entre los dedos del director la experimentada batuta arrancó en un compás rápido que guió a los músicos en esta experiencia musical,  un popurrí de Gloria Trevi que impregnó de sentir latinoamericano el ambiente. Rápidos movimiento se entrelazaron con suaves acordes que llenaron el espacio invitando a los presentes a tararear las letras de la conocida música.
Los invitados especiales comenzaron a llegar y la banda abrió el espacio para que los vocalistas tomaran el micrófono y con su acompañamiento llevar a los presentes lo más sutil de la música. Boleros, pasodobles y flamenco fueron parte importante del repertorio que se hizo escuchar en la Plaza Bolívar de Trujillo y que activó a todos los presentes.
Los cornos franceses y los clarinetes llenaron de melodías suaves el espacio, al tiempo que los vocalistas Ricardo Hernández  y Maholy Aranguren entonaban las letras del bolero “Piel Canela”, en una conjunción de la tradicional música instrumental de la Centenaria y las voces de dos grandes de artistas trujillanos.
De la misma manera, Luis Cabrera, tomó el micrófono y dedicó el pasodoble Morena de mi copla a todos los presentes, quienes a coro con el vocalista entonaron esta magistral pieza. Por su parte, Jonathan Vera hizo suyo el espacio con la magistral interpretación de la pieza Granada.
La batuta nuevamente  comenzó a bailar en crescendo y minuendo, indicándoles a los músicos el nivel y la velocidad, mientras que las notas se esparcían libremente a través del viento, para llenar el ambiente de ritmos del mundo entero con  arreglos trujillanos. En la interpretación de piezas como Alto Mood y Aires Venezolanos.

Como cada año la Banda concluyó con una tradición, la marcha La Huelga de los Músicos, una pieza desbordante de vida, en la cual Quintero dirige a un grupo de músicos cansados por un duro año que se levantan poco a poco hasta dejarlo totalmente solo.

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